Pese a los controles de calidad por los que presuponemos que pasan las cámaras y objetivos réflex de gama media o alta, nada nos garantiza que nuestro equipo esté perfectamente calibrado y no padezca en mayor o menor medida de un problema de backfocus (el plano que aparece enfocado en nuestras fotografías está más cerca de nosotros que el punto que seleccionamos con el AF) o frontfocus (el plano enfocado está más lejos de lo que debería). Hasta no hace mucho la única solución pasaba por despedirnos de nuestro equipo durante unas semanas y enviarlo al servicio técnico rezando para que los chicos de la mensajería no hiciesen de las suyas. Ahora sin embargo, cada vez son más los modelos que cuentan con un mecanismo u otro para realizar un ajuste fino del sistema de enfoque automático. Este es el caso de las Canon EOS 50D, 5D Mark II, 1D Mark III y 1Ds Mark III, las Nikon D3, D3x, D300 y D700, la Sony A900 o la Pentax K20, pero incluso aunque vuestra cámara no cuente con esta opción, el método que describiremos a continuación al menos os servirá para descartar o confirmar vuestras sospechas de un posible backfocus/frontfocus.

Los microajustes literalmente desplazan el plano focal de la cámara hacia adelante o atrás para compensar estos defectos y podemos aplicarlos de forma general (cuando el desbarajuste se encuentra esencialmente en la propia cámara) o específica para cada objetivo que tengamos. La mayoría de cámaras con microajustes o ajustes finos del enfoque pueden distinguir entre los diferentes modelos de objetivo e incluso entre la combinación de una determinada óptica con un determinado duplicador (aunque no sean de la misma marca de la cámara salvo excepciones muy concretas), así que armaros de paciencia y dedicad una tarde a poner a punto el sistema de enfoque de vuestra cámara con todas las posibles combinaciones del equipo que tengáis. Eso sí, la cámara no puede diferenciar entre dos unidades de un mismo objetivo así que si cambiáis alguna óptica por otra igual recordad que debéis de repetir el proceso o, si no tenéis tiempo, deshacer cualquier ajuste previo que hubieseis registrado para ese modelo.

Método del patrón de moiré

Es el sistema más rápido y no requiere que saquéis ni una sola foto pero solo es válido en cámaras con Live View. Afortunadamente todas las que he mencionado anteriormente entran dentro de este grupo.

  1. Descarga esta imagen y visualízala al 100% de tamaño en tu monitor (preferiblemente un LCD calibrado a una temperatura de color entre 5000 y 6500º K).
  2. Coloca la cámara en un trípode frente a la pantalla.
  3. Selecciona la apertura más grande del objetivo (el número f más pequeño) utilizando por ejemplo el modo Av para reducir al mínimo la profundidad de campo. Si se trata de un objetivo zoom, escoge su mayor longitud focal (o en su defecto, la que utilices más a menudo), y si tiene estabilizador de imagen, desactívalo.
  4. Accede al menú de microajustes para que sea la primera pantalla que te aparezca cuando vuelvas a pulsar sobre el botón Menú. En las cámaras Canon esta opción se encuentra entre las funciones personalizadas, concretamente en las C.Fn III-7 (50D/1D/1Ds) y C.Fn III-8 (5DMk2).
  5. Ajusta el modo de enfoque automático a One Shot, escoge manualmente el punto central, y presiona hasta la mitad el disparador para enfocar la imagen de la pantalla.
  6. Sin tocar nada, cambia al modo Live View y con un poco de suerte verás un patrón de interferencia similar al de la imagen que encabeza estas líneas. El patrón se forma por la interacción entre los píxeles del monitor y los del sensor (y no, no funciona sacando impresa la imagen) y aunque esto os suene a chino tan solo necesitáis saber que la idea es conseguir que aparezca el máximo grado de distorsión. Si solo aparece por un lado o no es completamente simétrico es que no tenemos la cámara perfectamente alineada con la pantalla.
  7. Regresa al menú de microajustes y ve probando valores hasta dar con el que genere el mayor patrón (podéis probar con valores altos primero, +-20 o +-10, y luego ir afinando punto a punto). Una forma de arrojar un poco de luz sobre este proceso es girar lentamente el anillo de enfoque del objetivo mientras aún estamos en el modo Live View para ver hacia donde y en que medida tenemos que corregir el enfoque para que maximizar el patrón. Cuando el ajuste sea óptimo no existirá diferencia entre el patrón conseguido con el sistema de enfoque automático y el enfoque manual.

Método de la regla

Este otro sistema es bastante más tortuoso que el anterior pero probablemente consigue un ajuste aún más preciso.

  1. Descarga esta plantilla, imprímela en un papel suficientemente grueso como para que sea mínimamente rígido (los de 180 gramos funcionan bien), recórtala y móntala siguiendo las sencillas indicaciones que incluye.
  2. Coloca la cámara en un trípode frente al “sofisticado” sistema de calibración que acabas de montar de modo que la regla forme un ángulo de 45º con el objetivo. La distancia entre ambos no debe ser menor a 50 veces la distancia focal del objetivo (por ejemplo, podemos poner un 50mm a 2.5 metros).
  3. Bloquea el espejo y utiliza el temporizador o un disparador remoto para evitar el riesgo de trepidaciones.
  4. Selecciona la apertura más grande del objetivo (el número f más pequeño) utilizando por ejemplo el modo Av para reducir al mínimo la profundidad de campo. Si se trata de un objetivo zoom, escoge su mayor longitud focal (o en su defecto, la que utilices más a menudo), y si tiene estabilizador de imagen, desactívalo.
  5. Accede al menú de microajustes para que sea la primera pantalla que te aparezca cuando vuelvas a pulsar sobre el botón Menú. En las cámaras Canon esta opción se encuentra entre las funciones personalizadas, concretamente en la C.Fn III-7 (50D/1D/1Ds), C.Fn III-8 (5DMk2).
  6. Enfocando a la diana con el punto central y el modo One Shot, saca tres fotografías con microajustes de +10, 0 y -10.
  7. Examina las fotografías en la pantalla del ordenador al 100% de tamaño e identifica el valor que produzca un enfoque más óptimo. No utilices la pantalla LCD de la cámara para hacer esto.
  8. Repite los dos pasos anteriores hasta dar con el valor exacto. Por ejemplo, si encontraste que el ajuste de +10 era el mejor de las tres pruebas anteriores, inténtalo ahora con +15 y +5, y así hasta dar con el valor exacto.
  9. Registra este valor en la cámara especificando que quieres utilizarlo para ese objetivo en particular.
  10. Para terminar, realizar unas cuantas pruebas en situaciones reales y vuelve a examinar los resultados para verificar que definitivamente todo está perfecto.

Consideraciones Adicionales

  • Para conseguir los mejores resultados, ajusta el enfoque de la cámara manualmente a infinito antes de utilizar el enfoque automático en cada una de las exposiciones de prueba.
  • Los sistemas de enfoque automático no son infalibles y tienen cierta tolerancia así que es conveniente repetir las tomas varias veces para obtener un resultado más consistente. Repite cada prueba al menos tres veces para asegurarte que no estás tomando como referencia una imagen en la que, por el motivo que sea, el enfoque es erróneo.
  • Puede darse el caso de que tus objetivos estén perfectamente calibrados pero la cámara no. Si todos los objetivos que pruebas muestran el enfoque óptimo con el mismo microajuste, ahorrarás mucho tiempo introduciendo ese valor de corrección al cuerpo en lugar de a cada objetivo individualmente.
  • Los ajustes de los objetivos se almacenan en la cámara así que si cambias de cuerpo tendrás que volver a introducirlos en este (aunque es preferible que repitas el proceso por si las moscas).
  • Como he mencionado al principio, podemos utilizar los microajustes con cualquier objetivo aunque no sea del mismo fabricante de la cámara. Sin embargo, cabe la posibilidad de encontrarnos con alguno que no esté identificado correctamente y que se haga pasar por otro a nivel electrónico. La única pega de esto es que la cámara no será capaz de distinguir al original del “impostor” por lo que no se podrán introducir valores independientes para cada objetivo.
  • Los microajustes negativos se notan más en los teleobjetivos mientras que los positivos suelen hacerlo en los angulares.

Publicado originalmente en mi guía de fotografía digital de Parasaber.com